Creo que llega un
momento en la vida, en que parece que todas las piezas del puzle se empiezan a
unir.
Como cualquier persona
de mi edad, hubo un momento en mi vida, en que entorno a los 16 años, tuve que
plantearme qué iba a hacer con mi vida
para tener éxito.
Por aquel entonces,
éxito para mí significaba “ganarme la vida”, significaba tener que encontrar aquello
a lo que me iba a dedicar y tener el dinero suficiente para vivir. Y yo no
buscaba algo para sobrevivir, yo buscaba algo para VIVIR con mayúsculas.
Ahora 16 años después sé
que cuando tomé aquella decisión de
estudiar una “carrera con salida” estaba condenando algunos de mis años de
juventud.
Cambié mi sueño de
bailar y cambié mi pasión por saber y conocer cómo funcionaba la mente. Esas eran
dos de las cosas con las que más disfrutaba, bailando y leyendo libros de
motivación y autoayuda. Me encantaba la página de los domingos de Paulho Coelo.
También era feliz pasando tardes de risas y confidencias con mis amigas. Algo
que nunca he cambiado y por lo que estaré siempre agradecida, es por teneros a
mi lado, a pesar de que no nos vemos todo lo que nos gustaría.
Así que yo en realidad
no quería estudiar Telecomunicaciones (que ni siquiera puede entrar y tuve que
decantarme por Electrónica), yo quería estudiar para ser psicóloga, porque
entendía que esa profesión tenía la clave para sentirnos bien en nuestra piel,
y además iba a ayudar a otros a ser felices también.
Con esto no quiero
decir, que si hubiera tomado esa otra decisión hubiera sido más feliz o hubiera
tenido más éxito del que tengo ahora. Pero, ¿qué es el éxito? Dice la RAE que
éxito es:
1. Resultado feliz de
un negocio, actuación, etc.
2. Buena aceptación
que tiene alguien o algo.
3. Fin
o terminación de un negocio o asunto.
La verdad es que
ninguna de ellas sirve para definir lo que para mí significa éxito ahora.
Pero, según esta definición se puede decir
entonces que yo he tenido éxito en la vida. Tengo un trabajo bien
remunerado y que me gusta, tengo una familia y una hija preciosa, tengo salud.
Pues sí, me considero una mujer con éxito. Que no con SUERTE.
Porque el éxito llega
detrás de mucho trabajo y esfuerzo, sobre todo en la parte de ganarse de la
vida. En la parte de la familia y la salud, me considero AFORTUNADA.
Una de las enseñanzas
con las que me quedo de este año, es que SOMOS
EL RESULTADO DE NUESTRAS DECICISIONES. Así lo dice Darren Hardy en su libro
el efecto compuesto.
Steve Jobs lo llama
unir los puntos hacia atrás.
Así que este año he
mirado mucho hacia atrás para comprobar realmente si esa afirmación es cierta.
Si eso que dicen de que somos el resultado de nuestras decisiones es verdad. Y
me doy cuenta de que sí.
Si miro hacia atrás,
me doy cuenta de que estoy aquí por todas esas pequeñas decisiones que un día
tomé, pero también por todos y cada uno de los segundos, minutos y años de
esfuerzo. De perseverancia, de paciencia.
Para los que no me
conocen quizás resulte pesado mirar hacia atrás conmigo y recorrer estos
últimos años conmigo, a los que me conocen desde más cerca quizás le suenen agún
momento. Yo necesito poner por escrito que es lo que veo si miro hacia atrás en
mi vida…
Decidí que estudiaba
electrónica, decidí que lo acaba costara lo que costara, decidí que no lo
estaba haciendo bien y de que era hora de hacerlo de otra manera, poco a poco,
día a día, examen a examen.. 7 años después terminé. Creo que hubiera sido más
fácil abandonar, hubiera sido más sencillo decir que no era lo mío, pero lo
hice. Esto me sirve para darme cuenta de que si fui capaz de resistir y persistir por algo
con lo que no disfrutaba qué no seré capaz de hacer por algo por lo que sienta
verdadera pasión. Y me da fuerzas.
Al terminar la carrera,
decidí que me declinaba por las Energías Renovables, al final después de tardar
tanto, los de Teleco ya no eran los que más fácil encontraban trabajo… jeje! Y
se supone que las renovables eran el futuro. Decidí que no hacía las prácticas
en el centro en el que estudié mi primer curso de Energía Solar (a pesar de que
a costó un pastón). Decidí irme a Dener con Riki. Me ofrecieron dar cursos.
Decidí aceparlo. Trabajé como becaria, poco a poco fui subiendo. Hasta que un
día me despidieron. La crisis hizo que fuera la primera en salir de un barco,
que luego se hundió. Pero yo hubiera dado todo, por echarlo a flote. Siempre.
Pensé que estaría allí mucho tiempo. Por aquel entonces todavía creía en el
empleo para todo la vida.
Esa es mi segunda
lección de este año…En estos tiempos y en el futuro todos estamos abocados a
reinventarnos cada vez y desarrollaremos distintas ocupaciones a lo largo de
nuestra vida.
Esa parada no buscada,
me hizo volver a pararme a pensar a donde quería dirigirme. En la orientación
de la oficina del INEM me insinuaron que sería una buena idea reorientarme a la
docencia, sacarme unas oposiciones. Así que llegué al Máster de Formación de
Profesorado, porque era condición para presentarme a una oposición.
Quiero reseñar, por si
alguien no lo ve claro, que mis
decisiones no eran mías, sino condiciones por lo que yo chupaba del exterior.
Esa decisión marcó un
antes y un después en mi. El máster hizo que volviera a conectar con esas cosas
que me gustaban, sobre todo con la psicología… y allí decidí que lo de ser
profesora ya no era tanto una salida, sino que podría ser algo con lo que
disfrutar. Aún así, decidí volver a trabajar por cuenta ajena en lugar de
prepararme las oposiciones. Así que volví a trabajar por el sueño de otro.
En ese periodo y
cuando todavía trabajaba nació Lucía, y allí ya empecé a preguntarme cómo hacerlo de otro
manera. Entonces éxito no era sólo tener trabajo. Éxito significaba
tener un trabajo que me permitiera pasar tiempo con mi hija.
Así que desde entonces
apareció tímidamente en mí la idea de emprender, tuve muchas ideas, algunas
están totalmente desechadas y otras están guardadas en un cajón para cuando llegue el
momento de realizarlas.
Una de mis mayores enseñanzas también en estos tiempos es no rendirme
si ahora no es el momento. Ya se darán las circunstancias para que ocurra. Y
trabajar para que mi cabeza elimine ese pensamiento limitante.
A partir de que tomé
esa decisión de emprender, yo siento que el resto de cosas que han APARECIDO en
mi vida, son el resultado de esa decisión. Lo que refuerza la idea (también
aprendida en estos tiempos) de que CUANDO
deseas algo con todas tus fuerzas el universo conspira para que lo consigas.
Por eso apareció el
curso a través del cual me contrataron como profesora, pero no de cualquier
cosa, sino de mi pasión, que es la Energía Fotovoltaica. Por eso hace
prácticamente un año mi marido vino a casa con una oportunidad en la que los dos
vimos a bien trabajar como una inversión de futuro. Por eso, me siento tan bien
y vivo en una burbuja en la red, rodeada de personas que me inspiran, de
mujeres que me demuestran que se puede vivir haciendo lo que te gusta. Que tus
talentos pueden ser tu medio de vida un medio de vida que te haga feliz.
La decisión ya está
tomada y por el camino he dejado atrás muchas creencias que me limitaban.
Pero decidir ahora no
significa sólo decidir para mí sino decidir para la educación de mi hija.
En este tiempo he
decidido muchas cosas sobre las que sólo yo puedo decidir, decido apego, decido
crianza respetuosa, decido estar siempre que necesite, no dejarla para que sea
independiente lo antes posible, decido poner límites desde el cariño, sin
amenazas, gritos, ni castigos. No siempre lo consigo, no soy perfecta, pero al
menos intento no faltar mucho a mis principios.
Y ahora viene cuando
tengo que decidir el colegio de mi hija y me entra pánico. El otro día le dije
a un amigo que no quería repetir lo que hicieron conmigo. Y creo que no me
entendió. Yo fui feliz en la escuela, fui feliz en las clases, en los recreos,
con mis amigos, con los deberes y exámenes, fui FELIZ con mayúsculas. Pero, el
sistema no me ayudo a conocerme y quererme, no a reconocer en qué era mejor o
qué era lo que me hacía feliz. Principalmente, porque mi esfuerzo estaba
dirigido a ser buena en todo. ¡Qué le vamos a hacer! Siempre he sido así, ya de
hacerlo, hacerlo de la mejor manera posible.
Y ahora viene cuando
digo que lo que yo quiero es que Lucía sea feliz, que esté en un centro donde
se divierta jugando, donde experimente, donde la respeten como es, donde la
ayuden a encontrar sus talentos. Donde crezca sabiendo en qué es buena y con
qué disfruta. No donde todos son exigidos por igual, donde todos tienen que
saber todo de la misma manera. Donde pensar y soñar se va cortando cada vez
más. Pues no quiero. No quiero que un día cuando tenga 16 años y tenga que
decidir qué hacer con su vida. Me pregunte… ¿mamá que hago? Yo no tengo que
responderla: “hija algo que tenga salida y con lo que puedas ganarte la vida”.
Yo quiero crecer con
Lucía sabiendo que su vida estará dirigida por sus pasiones, por lo que le dice
su corazón. Que no tenga que preguntarme qué hacer, sino que lo tenga tan claro
que mi única misión en la vida sea ayudarla, levantarla cuando crea que ya no
pueda más, decirla que puede, que es fuerte, que lo conseguirá. No sé si ese
sueño será ser astronauta, bailarina, atleta, médico o peluquera. No sé si
tendré que animarla en sus noches de estudio o en sus días de entrenamiento.
Sólo sé que vida hay una. Y que vivir
con éxito, significa vivir haciendo lo que te gusta. Vivir cada mañana teniendo
ganas de levantarte y feliz del papel que te toca interpretar.
Desde hace dos años y
medio, no desde el día que nació, porque no fue así, sino que poco a poco me he
ido dando cuenta. Mi mayor papel en la vida es ser madre, no hay paso, puntada
que dé que no refleje lo que su llegada ha supuesto a mi vida.
Si soy sincera, quiero creer que al final dará igual a qué colegio
vaya, quiero creer que la imagen que yo represento para ella le servirá de
inspiración.
Así que desde entonces
mi vida ya no va sin rumbo. Y hay una decisión que sin duda marca todo lo que
me veis hacer. No penséis que estoy loca. Algunos dicen que soy hippie. Y por
dentro me duele. Aunque creo que es porque no saben todo lo que hay dentro de mí.
Ojalá con estas palabras, que salen de lo más hondo de mi, puedan entenderme
mejor.
La decisión que yo
tomé es SER LIBRE. Libre de la atadura que significa tener un puesto de trabajo
que no me guste. Disfruto con el que tengo, pero si no fuera así, trabajaría
por encontrar otro que sí lo fuera. LIBRE porque asumo la responsabilidad de
darme la vida que merezco, y no me quejo de que otros no me lo den. LIBRE
porque quiero estar presente en la educación de mi hija y quiero que el dinero
no condicione nuestras decisiones. LIBRE porque mientras lo consigo crezco como
persona y estoy conectada con lo que soy y lo que quiero hacer en mi vida. Mi
objetivo es SER-HACER-TENER y no a la inversa.
Así que en este nuevo camino, la palabra éxito toma
otro significado distinto al de la RAE. El éxito no es el final, ni el
resultado de algo. El ÉXITO es el camino. Porque en ese camino ya tengo éxito.
El camino en el que sabes que tienes que estar, el camino en el que sabes que
si mañana no te levantaras de la cama, al menos estabas haciendo lo que te
buscaba. El camino en el que el último día que tengas que andarle puedas mirar
hacia atrás y saber que mereció la pena.
Algunos pensarán que
me he vuelto loca, supongo que los que me conocen a corazón abierto sabrán
entender estar palabras. A veces, la vorágine de cosas y actividad en la que
estoy metida quizás no represente mi estado de ánimo actual, pero la realidad
es que me siento tan FELIZ de mi vida, TAN agradecida por lo que ha aparecido
en mi camino, que a veces me ahoga como un nuevo en mi garganta y siento ganas
de gritarle al mundo, ¡VAMOS QUE PODEMOS!
Pero al final, no
puedo ni encuentro la manera de expresarlo y se me van quedando ahí, en el
tintero. Este año ha sido un año inspirador, los libros que he leído, los
vídeos que he visto, las palabras de personas que me han inspirado. Ha sido un
año tan bonito… que no sé si algún día encontraré la manera de plasmarlo y
compartirlo con otras personas, para que sientan la misma ilusión que tengo yo
ahora por vivir la vida.
Si miro hacia atrás,
que es lo que suele hacerse al finalizar el año, podría pensar que NO TENGO LOS
RESULTADOS que quiero, pero eso NO ES VERDAD. Y no sería justo para mi sentirme
así. Después de todos los esfuerzos realizados, las noches sin dormir y el
tiempo sin estar con Lucía para dedicarlo a otras cosas.
Escribir estas
palabras para mi, ha sido una catarsis para finalizar el año. Porque la
realidad es que estaba llegando al final de este 2014 creyendo que NO LO HABÍA
CONSEGUIDO. Que no he hecho nada por conseguir mis metas. Y NO es la verdad.
La verdad es que estoy
en el camino, en el camino que quiero recorrer. Creo que no encuentro mejor
manera de empezar el 2015 que saber que estás andando el camino que quieres
andar. Con la gente con la que quieres estar.
Tomé esa decisión de
ser LIBRE en 2012. Comenzamos el 2015, y aún me queda mucho por aprender, mucho
que avanzar, quién sabe si algún día podré decir que lo he conseguido, aunque
la simple decisión ya me hace estar más cerca de lograrlo…
Lucía, mi estrellita, tú
eres la que me inspira para seguir… CRECIENDO JUNTAS!
P.D: He visto este
vídeo muchas veces… y ha sido la fuente de inspiración que me ha permitido
cerrar este año y que las palabras que tenía ahogas en mí salieran. Tendré que
verlo muchas veces para recordarme que el éxito es 1% inspiración 99% transpiración.
Espero que os guste…