Esta es la frase que cierra la presentación de Mellina
Furman (no la conocía antes) en un vídeo titulado Enseñar a tener ideas maravillosas.
No tengo mucho tiempo para ver vídeos de las redes a las que
estoy suscrita, más bien suelo leer artículos, y tampoco muchos.
Pero hoy, un día un poco gris
para mí en el aula (porque siento que no ha llegado el mensaje de apoyo que
quería dar a mis alumnos) me ha picado la curiosidad por el título de este
vídeo recomendado desde la Pedogía Blanca. (Un proyecto apasionante en el que
algún día me gustaría participar y que sigo de cerca).
Pues… ¡qué quince minutos más bien invertidos! Y, ¡qué
emoción ver la pasión y las ganas de personas como Mireia! En un sistema
educativo del que todos nos quejamos, que todos queremos cambiar, y que ley
tras ley sentimos que no se ajusta a las necesidades de todos los agentes
implicados en él. Hacen falta, mensajes como este, que sin buscar culpables,
desprende optimismo por los cuatro costados.
Su mensaje es fácil de entender y además es un mensaje muy
compartido por los programas educativos de la mayoría de los países, y que
todos querríamos para nuestro hijos. En un mundo complejo como el actual.
Queremos enseñar a los niños a:
-
Ser creativos...
-
Tener iniciativa....
-
Tener criterio y capacidad de debate....
-
Ser emprendedores (término muy de moda), etc…
Todo eso que suena tan bonito, pero que a la vez se antoja complicado
de llevar a la práctica cuando has vivido en un sistema que no te “deja ser
así”.
Llevo casi toda la vida unida a este sistema, desde los 3
añitos hasta la actualidad y le he visto desde muchos lados, así que puedo
hablar en primera persona de muchas cosas. Unas veces he aprendido en
multicolor y en otras en gris. Y eso daría para muchos post.
Pero ahora, lo veo desde posiciones en las que disfruto y en
las que siento que puedo hacer las cosas de forma distinta y en ello estoy. Siento
desde muy adentro que para mí EDUCAR se escribe en mayúsculas.
Madre de una niña que apenas tiene dos años y recientemente
incorporada al mundo de la docencia, el
proceso de "enseñar a aprender" forma parte de mi día a día y de las
cuestiones que me planteo a diario.
En mi posición de
madre el objetivo es sólo uno: que mi hija sea feliz. Es lo único que
quiero. Y por eso estoy en el papel de acompañarla y de crecer a su lado,
aprendiendo cada día del proceso y de todo lo que me aporta vivir cada día a su
lado.
En mi posición de
profesora, el objetivo es que mis alumnos disfruten del proceso de
aprender, que mis clases no sean simples espacios donde yo les trasmito lo que
sé y ellos me devuelven lo que han aprendido, sino que juntos aprendamos
haciendo.
Estos dos objetivos parecerían utopías a conseguir, si no
fuera por los discursos como el de Mireia, en el que sientes que no estás sólo
y que más personas como tú están en ese camino. El camino de disfrutar
aprendiendo, el de vivir, la vida y nuestro día a día en multicolor.
Por si os pica el gusanillo, aquí os dejo el enlace al
vídeo.
Yo desde luego, me le guardo en mi lista de recursos para verlo en los
días en los que aprender a vivir, pueda ponerse un poco gris.
Porque… a vivir en multicolor también se aprende, y en ello estoy.